TRÁFICO
El tráfico ilegal de fauna silvestre se ha reconocido como uno de los
negocios ilegales más lucrativos y permanentemente se cita como el tercero a
nivel mundial después del de drogas ilícitas y armas; sin embargo, pese se
habla mucho de su gran magnitud, no existen cifras que la reflejen de manera
exacta.
Las estructuras a nivel internacional se consideran complejas, a la par
de cualquier otra red de delincuencia organizada a gran escala. En Colombia, se
tienen informes aislados al respecto, aunque no siempre existe acuerdo sobre
las estructuras criminales ni su alcance.
Se sostiene que, aunque tan sólo sobreviva un treinta por ciento de los
animales, el contrabando, si prospera, resultará exitoso. Ese es el margen de
rentabilidad asegurada.
Hay en el mundo más de 13.000 especies conocidas de
mamíferos y aves, así como miles de reptiles, anfibios y peces, millones de
invertebrados. El comercio internacional no regulado de especies es responsable
de una considerable disminución del número de muchas de ellas.
A escala mundial se estima que unos 30.000
primates, de 2 a 5 millones de aves, 2 a 3 millones de reptiles y entre 500 y
6.000 millones de peces ornamentales se comercian anualmente para atender la
demanda de animales vivos para mascotas en hogares, zoológicos y para
laboratorios, estimativos que no incluyen los individuos que mueren antes de
salir al tráfico internacional.
Los volúmenes de fauna en el tráfico internacional
representan movimientos de dinero de alrededor de 10 billones de dólares
anuales y se calcula que la mortalidad asociada a esta actividad es alta, se
dice que por cada animal vivo que llega a una plaza de mercado de Estados
Unidos, 10 fueron tomados en estado silvestre.
Al decir de algunas organizaciones, el comercio
ilegal de especies se apoya en el desconocimiento que tiene la mayoría de las
personas sobre las especies que está permitido vender y las que no lo están.
Haciéndose énfasis en la necesidad de informarse sobre la legislación.
La cadena de tráfico es larga y los consumidores
finales, sean éstos demandantes de grandes o pequeños volúmenes, son los
elementos determinantes en que el problema continúe, a veces por modas o gustos
superfluos.
Por lo general, se cree que el único responsable
del comercio ilegal de fauna es el traficante, pero desde los cazadores hasta
el público consumidor participan de estos hechos ilícitos por falta de
conciencia, de información o de una conducta más solidaria o ética. El tráfico de fauna silvestre es la extracción de
animales, o partes de ellos, de su hábitat natural para venderlos.
Después del
narcotráfico y el negocio de las armas, el tráfico de fauna silvestre es el
negocio ilegal más lucrativo en todo el mundo. Según la INTERPOL el
tráfico ilegal de fauna genera anualmente una cifra cercana a los 17 mil
millones de dólares a nivel mundial (http://www.omacha.org/yahui/trafico-ilegal.html),
es decir que con las ganancias de un solo año podrían comprarse casas para
aproximadamente 1 millón de familias.
Colombia es uno de
los países más megadiversos del planeta y por esto es uno de los principales
focos de explotación de fauna y flora silvestre.
Los traficantes de animales los ofrecen a los
compradores como:
- Animales vivos para
utilizarlos como mascotas
- Animales disecados como
curiosidades o como trofeos de caza
- Colmillos, huesos, órganos
sexuales, plumas, uñas, cascos como objetos afrodisíacos, medicinales o de
brujería
- Cuero o piel para fabricar
prendas de vestir
- Carne y/o huevos para
consumo
Hoy en día aún se
siguen viendo, con impotencia e indignación, cómo se ofrece fauna silvestre en
plazas de mercado, en tiendas de animales, en veterinarias e incluso en la
calle, donde también se realizan espectáculos con estos animales, y además,
cómo a la ciudad llegan y se van tranquilamente circos que promocionan entre
sus atractivos actos con animales exóticos.
A diario se registra un promedio de decomiso de 160
animales principalmente en los departamentos de Sucre, Valle, Córdoba,
Santander y Bolívar. Estos especímenes son cazados en diferentes zonas del país:
Amazonas, Antioquia, Casanare, Putumayo, Chocó y llanos orientales (http://www.omacha.org/yahui/trafico-ilegal.html).
La mayoría de
animales recibidos en los Centros de Recepción y Rehabilitación de Fauna
Silvestre llegan en pésimo estado de salud debido a la falta de alimento y
agua, a condiciones de transporte precarias, a la mezcla de especies distintas
en la misma jaula (lo que provoca ataques entre los individuos) y al
hacinamiento, entre otras prácticas deplorables e inhumanas realizadas por los
traficantes y tenedores ilegales de estos animales.
A estos centros
llegan aves como loros, guacamayas, águilas, halcones, pericos y búhos. También
llegan micos, perezosos, ardillas, chuchas y distintas variedades de tortugas.
Cuando
las autoridades logran decomisar animales víctimas de tráfico, existen tres
escenarios para los individuos:
- La eutanasia
- El envío a algún zoológico o
parque temático
- El ingreso a un proceso de
rehabilitación para una posterior liberación en su medio natural
Además de constituir un acto de
crueldad hacia los individuos comercializados, el tráfico de fauna silvestre es
una amenaza directa contra el equilibrio de los ecosistemas naturales del
país. El tráfico de vida silvestre es la segunda causa de extinción de
especies a nivel mundial, después de la pérdida del hábitat.
Existe un convenio
entre 175 países que busca disminuir el tráfico ilegal de vida
silvestre y se llama la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres – CITES. Desde 1981 Colombia
hace parte del acuerdo y para hacer prueba de ello expidió una ley, la número
17 de 1981 por medio de la cual implementa medidas de control sobre el tráfico
ilegal de fauna silvestre.
En el código penal
colombiano se establecen penas de hasta 90 meses de cárcel y multas hasta de 15
mil salarios mínimos, o sea $8.025´000.000 de pesos, para quienes incurran en
el delito del tráfico ilegal de animales silvestres.
A pesar de la
normatividad existente, el delito del tráfico continúa en nuestro país. Una de
las causas de esta trágica situación corresponde a la falta de coordinación
entre las entidades que deben controlar estos crímenes, como lo demuestra la
ausencia de estadísticas actualizadas y sistematizadas a nivel nacional
para poder diseñar estrategias efectivas.
Otra deficiencia
está en el desconocimiento de la ley y los procedimientos adecuados por parte
de las autoridades, cuando se denuncian casos de tráfico o tenencia ilegal de
especies silvestres o exóticas.
Además, los
centros de recepción y rehabilitación de fauna silvestre se quedan cortos en su
capacidad por la cantidad de animales que llegan a diario. Todavía se ve
impunidad frente a estos crímenes y existe poca visibilidad de las campañas
realizadas contra este delito en los medios masivos de comunicación.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA DISMINUIR ESTE FLAGELO?
- ¡No compres animales! Ni siquiera por la
lástima, en un intento por "salvarlos", lo que hacemos es
ahondar más en el problema.
- No consumas huevos ni carne
de animales silvestres.
- Sensibiliza a familiares y
amigos.
- Denuncia a vendedores de animales silvestres en carreteras y establecimientos.
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