domingo, 7 de abril de 2013

TRÁFICO ILEGAL DE FAUNA SILVESTRE



TRÁFICO
El tráfico ilegal de fauna silvestre se ha reconocido como uno de los negocios ilegales más lucrativos y permanentemente se cita como el tercero a nivel mundial después del de drogas ilícitas y armas; sin embargo, pese se habla mucho de su gran magnitud, no existen cifras que la reflejen de manera exacta.


Las estructuras a nivel internacional se consideran complejas, a la par de cualquier otra red de delincuencia organizada a gran escala. En Colombia, se tienen informes aislados al respecto, aunque no siempre existe acuerdo sobre las estructuras criminales ni su alcance.



Se sostiene que, aunque tan sólo sobreviva un treinta por ciento de los animales, el contrabando, si prospera, resultará exitoso. Ese es el margen de rentabilidad asegurada.
Hay en el mundo más de 13.000 especies conocidas de mamíferos y aves, así como miles de reptiles, anfibios y peces, millones de invertebrados. El comercio internacional no regulado de especies es responsable de una considerable disminución del número de muchas de ellas.
A escala mundial se estima que unos 30.000 primates, de 2 a 5 millones de aves, 2 a 3 millones de reptiles y entre 500 y 6.000 millones de peces ornamentales se comercian anualmente para atender la demanda de animales vivos para mascotas en hogares, zoológicos y para laboratorios, estimativos que no incluyen los individuos que mueren antes de salir al tráfico internacional.

Los volúmenes de fauna en el tráfico internacional representan movimientos de dinero de alrededor de 10 billones de dólares anuales y se calcula que la mortalidad asociada a esta actividad es alta, se dice que por cada animal vivo que llega a una plaza de mercado de Estados Unidos, 10 fueron tomados en estado silvestre.
Al decir de algunas organizaciones, el comercio ilegal de especies se apoya en el desconocimiento que tiene la mayoría de las personas sobre las especies que está permitido vender y las que no lo están. Haciéndose énfasis en la necesidad de informarse sobre la legislación.

La cadena de tráfico es larga y los consumidores finales, sean éstos demandantes de grandes o pequeños volúmenes, son los elementos determinantes en que el problema continúe, a veces por modas o gustos superfluos.



Por lo general, se cree que el único responsable del comercio ilegal de fauna es el traficante, pero desde los cazadores hasta el público consumidor participan de estos hechos ilícitos por falta de conciencia, de información o de una conducta más solidaria o ética. El tráfico de fauna silvestre es la extracción de animales, o partes de ellos, de su hábitat natural para venderlos.
Después del narcotráfico y el negocio de las armas, el tráfico de fauna silvestre es el negocio ilegal más lucrativo en todo el mundo. Según la INTERPOL el tráfico ilegal de fauna genera anualmente una cifra cercana a los 17 mil millones de dólares a nivel mundial (http://www.omacha.org/yahui/trafico-ilegal.html), es decir que con las ganancias de un solo año podrían comprarse casas para aproximadamente 1 millón de familias.

Colombia es uno de los países más megadiversos del planeta y por esto es uno de los principales focos de explotación de fauna y flora silvestre.  
Los traficantes de animales los ofrecen a los compradores como:
  • Animales vivos para utilizarlos como mascotas
  • Animales disecados como curiosidades o como trofeos de caza
  • Colmillos, huesos, órganos sexuales, plumas, uñas, cascos como objetos afrodisíacos, medicinales o de brujería
  • Cuero o piel para fabricar prendas de vestir
  • Carne y/o huevos para consumo
Hoy en día aún se siguen viendo, con impotencia e indignación, cómo se ofrece fauna silvestre en plazas de mercado, en tiendas de animales, en veterinarias e incluso en la calle, donde también se realizan espectáculos con estos animales, y además, cómo a la ciudad llegan y se van tranquilamente circos que promocionan entre sus atractivos actos con animales exóticos.
A diario se registra un promedio de decomiso de 160 animales principalmente en los departamentos de Sucre, Valle, Córdoba, Santander y Bolívar. Estos especímenes son cazados en diferentes zonas del país: Amazonas, Antioquia, Casanare, Putumayo, Chocó y llanos orientales (http://www.omacha.org/yahui/trafico-ilegal.html).

La mayoría de animales recibidos en los Centros de Recepción y Rehabilitación de Fauna Silvestre llegan en pésimo estado de salud debido a la falta de alimento y agua, a condiciones de transporte precarias, a la mezcla de especies distintas en la misma jaula (lo que provoca ataques entre los individuos) y al hacinamiento, entre otras prácticas deplorables e inhumanas realizadas por los traficantes y tenedores ilegales de estos animales.
A estos centros llegan aves como loros, guacamayas, águilas, halcones, pericos y búhos. También llegan micos, perezosos, ardillas, chuchas y distintas variedades de tortugas.
Cuando las autoridades logran decomisar animales víctimas de tráfico, existen tres escenarios para los individuos:
  • La eutanasia
  • El envío a algún zoológico o parque temático
  • El ingreso a un proceso de rehabilitación para una posterior liberación en su medio natural
Además de constituir un acto de crueldad hacia los individuos comercializados, el tráfico de fauna silvestre es una amenaza directa contra el equilibrio de los ecosistemas naturales del país.  El tráfico de vida silvestre es la segunda causa de extinción de especies a nivel mundial, después de la pérdida del hábitat. 


Existe un convenio entre 175 países que  busca disminuir el tráfico ilegal de vida silvestre y se llama la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres – CITES. Desde 1981 Colombia hace parte del acuerdo y para hacer prueba de ello expidió una ley, la número 17 de 1981 por medio de la cual implementa medidas de control sobre el tráfico ilegal de fauna silvestre.

En el código penal colombiano se establecen penas de hasta 90 meses de cárcel y multas hasta de 15 mil salarios mínimos, o sea $8.025´000.000 de pesos, para quienes incurran en el delito del tráfico ilegal de animales silvestres.

A pesar de la normatividad existente, el delito del tráfico continúa en nuestro país. Una de las causas de esta trágica situación corresponde a la falta de coordinación entre las entidades que deben controlar estos crímenes, como lo demuestra la ausencia de estadísticas actualizadas  y sistematizadas a nivel nacional para poder diseñar estrategias efectivas.
Otra deficiencia está en el desconocimiento de la ley y los procedimientos adecuados por parte de las autoridades, cuando se denuncian casos de tráfico o tenencia ilegal de especies silvestres o exóticas.


Además, los centros de recepción y rehabilitación de fauna silvestre se quedan cortos en su capacidad por la cantidad de animales que llegan a diario. Todavía se ve impunidad frente a estos crímenes y existe poca visibilidad de las campañas realizadas contra este delito en los medios masivos de comunicación.


¿QUÉ PODEMOS HACER PARA DISMINUIR ESTE FLAGELO?
  • ¡No compres animales! Ni siquiera por la lástima, en un intento por "salvarlos", lo que hacemos es ahondar más en el problema.
  • No consumas huevos ni carne de animales silvestres.
  • Sensibiliza a familiares y amigos.
  • Denuncia a vendedores de animales silvestres en carreteras y establecimientos.

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